Últimamente, siento que mi mente y mi cuerpo no están conectados. Que la mente vaga por ahí mientras que mi cuerpo está en modo automático, siguiendo la rutina, viendo el mundo del mismo color, acostumbrada a lo que me quiere decir lo exterior. Mi mente, mientras, viaja. Viaja y sueña, analiza, conecta, crea... sin prestar atención a lo que tiene al rededor. Al darme cuenta de ello, siento que algo falla. Que estoy pero que no estoy. Que siento que recibo las cosas de la misma manera. Para huir de esa sensación: escribo y leo. Me ayuda muchísimo pero la sensación no se va.
Bueno, sí que hay un tiempo que se va. Cuando estoy con él. Ahí los 5 sentidos se agudizan, sientes que todo está vivo, que todo es auténticamente real. Sus besos y abrazos calman cualquier miedo que tengas en el corazón y mente. Te relajas y sientes que todo va bien y te vas adormeciendo a medida que los latidos de su corazón te llevan a un ligero y cálido sueño. Nunca nadie me ha trasmitido esa sensación de paz y mira que he estado con chicos, pero él es especial. Me ha ayudado con cosas que yo sola no podría haber afrontado y la conexión que tenemos es única en el universo entero. Pensar en él me serena y tranquiliza, antes de dormir y cuando me levanto es mi último y primer pensamiento.
Estoy bien, estoy feliz, espero que se me pase esta fase, que aún no sé si he logrado explicar de forma correcta. Es tan complicado.. Creo que la solución a esto sería o viajando o algo que me pille por sorpresa, una sorpresa agradable o hacer algo totalmente nuevo. Mientras tanto, leo, leo y más leo. Es lo más parecido que tengo a viajar hasta ahora.
No os imagináis las ganas que tengo de que sea viernes.
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